Opinión

Agua

“Vacía tu mente, sé amorfo, moldeable como el agua. Si pones agua en una botella se convierte en una botella. Si la pones en una tetera se convierte en tetera. El agua puede fluir o golpear. Yo soy agua, sé como el agua mi amigo” (Bruce Lee). Esta expresión, que resume toda una filosofía de vida, es muy profunda. No sólo nos recuerda que gran parte de nosotros es agua (aunque olvidemos tantas veces la importancia de la hidratación, más que cuando hace calor…¡cuando hace frío!), sino que tiene una capacidad fundamental: se adapta a cualquier forma. Y eso, en un mundo bombardeado por unas cámaras de eco que se llaman redes sociales, se está perdiendo.

Supuestamente, la inteligencia emocional es la más importante. No es cuestión de menospreciarla: el autocontrol es una virtud clave para tener un desarrollo personal sostenible. Oscar Wilde decía que “puedo resistir todo menos la tentación”. Sin embargo, la gran cantidad de impactos que nos empujan a comprar cuanto antes y en más cantidad, junto con la industria que se ha montado en torno a las pantallas para adquirir nuestro tiempo, atención y datos hacen que debamos esforzarnos de forma continua para no picar. La subida de enfermedades mentales  es consecuencia directa de un mercado en el que muchas empresas logran enganchar a sus clientes haciéndoles adictos a su producto. No parece lo mejor en términos éticos, pero las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran. 

“La emoción le gana a la razón; el instinto les gana a ambas”. Esa es la llave. Todos los seres vivos que habitan nuestro planeta comparten dos principios: desean no sufrir, desean seguir viviendo. El miedo es la emoción que nos mantiene más alerta y la más sensible. En consecuencia, muchos mensajes buscan entran en este patrón. Así, muchos vendedores (empresas, políticos) transmiten la siguiente idea: “hacer ver cómo se va a encontrar el cliente si no nos compra (vota)”. Según el investigador y divulgador Jürgen Klaric sólo existen diez productos si hacemos la selección a partir de nuestro instinto: reconocimiento y exclusividad; placer y satisfacción; control y orden; pertenencia y aceptación social; protección y seguridad; autonomía y libertad; exploración  y descubrimiento; familia, y herencia; trascendencia y supervivencia del gen; poder  y dominación. Es muy útil ver el mercado en el doble sentido; al comprar y al vender. Así podemos crear nuestra carrera profesional a partir de lo que se demanda.  En definitiva, si deseamos ser el agua de Bruce Lee, además de controlar las emociones y tener a raya los instintos, debemos conocer el funcionamiento de la economía y la sociedad para adaptarnos a la realidad o en un caso ideal, crearla.

Somos agua y el agua es una filosofía de vida, pero no es sólo eso. Es mucho más. Los grandes imperios y civilizaciones, desde Egipto con el Nilo o Mesopotamia con el Tigris y el Éufrates, siempre se han asentado alrededor del líquido elemento. Hoy se busca dominar y controlar el Océano. En la actualidad, gran parte de las luchas geopolíticas son debidas al agua, el “oro azul”.

Los debates para realizar  trasvases de unos ríos a otros son los más complicados. La posibilidad de invertir en desaladoras o la ampliación de los canales de riego mejoran la eficiencia nuestros residuos hídricos. En Navarra sorprende de la dejadez del Gobierno en el uso de esta (y otras) infraestructuras. Una región no puede ser rica si no está conectada con el exterior y si no tiene acceso directo al recurso más importante: el oro azul. Pocas adjudicaciones públicas son  tan golosas como la gestión del agua. FCC Aqualia entregó a la judicatura un informe de unos detectives contra la esposa de Ángel Simón, exjefe de Agbar (aguas de Barcelona), para defender así un contrato de abastecimiento. En fin, el trabajo de los jueces no deja de crecer.

Al llegar las temidas olas de calor (según diversas estadísticas el frío todavía mata mucho más que las altas temperaturas) aparecen las campañas gubernamentales recomendado que nos hidratemos. Lo extraño es que cuando llega una ola de frío no se gasten el dinero público para recomendar el uso de abrigos.

Es desastrosa la falta de implicación  pública y privada en otros usos del agua. Estar al lado del mar, escuchar el sonido de una cascada o de las olas que se posan con suavidad en la arena de la playa u observar la paz de un lago tranquilo son actividades que nos aportan serenidad y quietud. ¿Qué decir de los baños? Desde la época romana el lugar donde se obtenía mayor relajación era en las termas. ¿Y la navegación? Comprobar nuestra pequeñez en la inmensidad del océano aporta humildad y paz. Tampoco podemos olvidar la importancia de usar el agua de forma responsable y sostenible.

“Yo soy agua, sé como el agua mi amigo”.