Los días 17 de julio y 26 de agosto pasados el Ayuntamiento de Corella informaba del inicio y finalización de las obras de restauración de la Fuente del Tollo y el acondicionamiento de su entorno, obras que han recibido financiación de fondos de la Unión Europea NEXTGENERATIONEU. El día 17 de julio. además, enlazaba a un documento titulado “FUENTE DEL TOLLO DE CORELLA. MEMORIA VALORADA PARA SU CONSERVACIÓN Y PROTECCIÓN”, de fecha de mayo de 2023, firmado por los arquitectos colegiados Agustín Fernández Prada y Sara Catalán Sesma, que han sido los encargados del Proyecto de Ejecución y la Dirección de las obras. Pero en realidad estas obras no se han ejecutado en la Fuente del Tollo sino en la Fuente del Buen Deseo, popularmente conocida como Fuente del Deseo. Para entender esto tenemos que hacer algo de Historia. Quien quiera ampliar o corroborar nuestra información solo tiene que acudir a la página web de la Asociación de Patrimonio Histórico de Corella, aphcorella.com, y teclear las búsquedas “Fuente del Buen Deseo” y “Fuente del Tollo”.
En reunión del 6 de mayo de 1874 el consistorio corellano trató de la “conveniencia de encauzar las aguas de la Fuente del Tollo hasta el puente, a fin de beneficiar al público”, y nombró una comisión para su estudio. Tras diversas vicisitudes en 1882 se encargó el proyecto al ingeniero tudelano Luis Zapata y este lo plasmó en un trabajo titulado “Corella. Obras proyectadas para la Fuente del Tollo.1882”. Las obras consistieron en la excavación de una trinchera en el manantial de la Fuente del Tollo, convertida en galería por la construcción de 12 bóvedas de ladrillo soportadas en estribos del mismo material perpendiculares al corte de la trinchera, que servían también de contrafuertes. Estas bóvedas se realizaron con arcos de ladrillo de medio punto, de 2 m. de luz, que apuntalan el terreno, a la vez que sirven para captar las aguas que alimentan la trinchera, filtrando éstas a través de grandes cantos rodados. También se diseñaron dos torres de registro. A la salida de esta galería se construyó una tubería de 700 m. para conducir el agua hasta la nueva fuente, el abrevadero y el lavadero que el municipio proyectaba construir en lugar más accesible para la población. La fuente fue inaugurada el 25 de marzo de 1883 y en años sucesivos las otras instalaciones, que fueron, las tres, muy bien acogidas por la ciudadanía corellana. La nueva fuente fue denominada Fuente del Buen Deseo, y con este nombre se la menciona en las actas de sesiones del Ayuntamiento. Nuestros mayores la han conocido como Fuente del Deseo, nombre popular surgido simplemente por acortamiento del sintagma. A partir de 1883 existieron, pues, dos fuentes diferenciadas, la antigua Fuente del Tollo y la nueva Fuente del Buen Deseo. La ubicación de la primera queda atestiguada en el topónimo oficial homónimo (ver en idena.navarra. es) y la segunda, tal como lo expresa la Memoria Valorada citada “se encuentran en el acceso a Corella desde la carretera de Tudela en la parcela 695 del pol. 6, en la margen izquierda de la carretera, justo antes de acceder al puente sobre el río Alhama”, a 700 m. de la anterior.
Queda aclarado, creo, que las obras realizadas este verano se han circunscrito a la Fuente del Buen Deseo, sin que se haya incidido de ninguna manera en la obra de captación del agua que diseñara Luis Zapata, a pesar de que los autores de la Memoria Valorada citada hayan tergiversado la información de aquel proyecto y hayan cambiado el nombre de la Fuente, cambio que ha quedado fijado no solo en las informaciones oficiales y de los medios de comunicación sino también en el cartel informativo que se ha colocado en el espacio aledaño a la fuente.
Atendiendo a lo especificado en la Memoria Valorada la intervención en la Fuente del Deseo (versión corta popular del nombre) ha tenido un coste de 44.165 euros, de elllos 40.535 € corresonden al presupuesto de ejecución y 3.630 € a los honorarios de los arquitectos. Según comunica el Ayuntamiento “el presupuesto de las obras corresponde con el del proyecto presentado ya que no se han producido imprevistos ni modificaciones en el desarrollo de las mismas”, aunque en realidad no ha sido así.
La Memoria Valorada diferencia dos ámbitos de actuación, la fuente en sí, situada en hondo respecto a su entorno y a la que se accede por un estrecho entrante de 3 peldaños, y por otra el entorno inmediato, un espacio de tierra que alberga 9 árboles plataneros plantados en los años 50 cuando se desmontó el abrevadero. Respecto a la propia fuente hay que decir que no sufría ningún desperfecto. La obra de restauración (¿?) que se ha realizado ha sido una limpieza y la eliminación de cuatro caños de los 10 con que contaba. Se habla de protección, de conservación y de restauración y lo que se ejecuta es una amputación, una extirpación, una desfiguración de la fisonomía original del bien patrimonial a proteger y conservar. Y sin ninguna explicación puesto que en la Memoria Valorada no consta esta intención.
Respecto al acondicionamiento del entorno, se ha procedido a la pavimentación del espacio de tierra, urbanizando un rincón rural, quitándole frescor, obligando a un riego por goteo de los plataneros que nunca habían necesitado riego, creando un espacio anodino, quizás beneficioso para una casa de campo aledaña pero sin ningún aspecto positivo para el disfrute de la fuente.
Se ha colocado también un cartel explicativo, una señalización turística, porque dice la Memoria Valorada que esta obra servirá para ampliar la oferta turística de nuestra ciudad, y repite el Ayuntamiento que se fomentará “de paso el turismo cultural de la zona”. Son ideas totalmente estrambóticas.
Es cierto que este enclave fue muy importante para las gentes de Corella, en la primera mitad del s. XX sobre todo. Era un lugar de encuentro, de reunión, de intercambio. Por ejemplo, de aquí partió la manifestación de más de 2.000 personas que llegando hasta el Ayuntamiento exigió el reconocimiento de la República el 14 de abril de 1931. De aquí partían las manifestaciones de las asociaciones obreras corellanas que celebraban el 1º de mayo, y aquellas que cada 14 de abril conmemoraban el Día de la República. Pero es evidente que con la construcción del nuevo puente sobre el Río Alhama y la entronización del automóvil como vehículo de transporte privado (además de ciertas actuaciones urbanísticas de legalidad dudosa durante el franquismo) cambió la fisonomía de aquel espacio, desaparecieron el lavadero y el abrevadero y sólo quedó la fuente, en el margen de una carretera cada vez más transitada. Nadie puede pensar que por pavimentar este espacio pueda recuperar su antigua importancia. Y la ciudadanía corellana sabemos que el acceso a esta fuente es de extrema peligrosidad tanto para peatones, para biciclistas como para quienes quieran visitar este lugar en coche o autobús. ¿Alguien se imagina un autobús del Imserso deteniéndose aquí para disfrutar de nuestro patrimonio? ¿Aceptarían los Guías de Corella extender sus visitas hasta este enclave cultural? Aunque quizás podamos promocionar el turismo de Alto Riesgo y al final se ponga de moda entre los adictos de la adrenalina cruzar la carretera a horas punta o caminar por el estrecho arcén que separa el puente de la fuente mientras zumban los coches a sus espaldas. En serio, mientras no se pueda acceder a este entorno con seguridad, por ejemplo por una pasarela peatonal paralela al puente, este enclave será lo que es, un rincón que apenas vislumbramos cuando pasamos en coche.
Dejamos para el próximo informe de la Cámara de Comptos otras cuestiones relativas a estas obras. Lo que hemos expuesto aquí se resume en dos frases: Despilfarro del dinero público y agresión al patrimonio histórico de Corella. Y aunque no obviamos que la responsabilidad última de esto es el Ayuntamiento de Corella y la concejalía de Urbanismo, y que a ellos corresponde enmendar los daños ocasionados a nuestro patrimonio, queremos llamar también la atención a los profesionales y técnicos que trabajan con el patrimonio histórico sobre la responsabilidad que adquieren cuando trabajan con bienes públicos.
Ahora sí que nuestra fuente del Buen Deseo necesita una restauración. Mejor dicho, dos. Que se le restaure el nombre y que se le restauren los caños que le han amputado.
