Agua, pero antes concentración parcelaria

La tubería del Canal de Navarra que unirá Pitillas con una nueva balsa en Tudela va a regar 20.000 hectáreas de la Ribera. Está doble tubería va a ser una realidad, ahora sí parece que en muy poco tiempo. En el caso de Corella, además de disponer de más agua de boca y más para la industria, regará casi 4.000 hectáreas de nuestro municipio 

Antes de que llegue el agua de Itoiz a Tudela, todos los municipios que formen parte de la zona regable del Canal en la Ribera deberán hacer sus deberes. Todos y cada uno de los municipios, si quieren tener agua, están obligados a realizar una concentración parcelaria de su zona asignada como regable por el Canal. Concentración, que como dice la Ley de Infraestructuras Agrarias de Navarra, transformará el actual minifundio en parcelas de un tamaño mínimo 5 hectáreas. En Corella este cambio supondrá una transformación enorme de la fisonomía y la propiedad que actualmente conocemos del término municipal. 

Pero para poder llevar a cabo la concentración parcelaria lo primero es solicitarla al Gobierno de Navarra. Esta decisión, aunque el ayuntamiento pueda facilitar, ayudar e impulsar, la deben tomar las comunidades de regantes de las diferentes localidades. En el caso de Corella tiene que ser la Comunidad de Regantes de Corella la que en Junta General y avalado por más del 50% de la propiedad de la tierra, sea quienes lo aprueben. Es decir, que en este caso, los propietarios y propietarias de más de 1.750 hectárea, que supone la mitad del terreno censado por la Comunidad de regantes de Corella deberán acordar en Junta General la solicitud de concentración. La concentración es un paso previo, necesario e irrenunciable, para que pueda llegar el agua del Canal.

Las concentraciones parcelarias tienen ya por si solas enormes ventajas para los propietarios/as de la tierra, lo tiene básicamente por el echo abaratar los costes de producción al tener todas las parcelas agrupadas, reducir tiempos de desplazamientos, y trabajos a mayor escala al ser de esta forma parcelas viables agrícolamente. Añadido a estos beneficios en los costes de explotación,  quienes son propietarios y propietarias de terrenos en la zona afectada, deben saber que todo el proceso de concentración no les supondrá ningún gasto. Desde la elaboración del proyecto, pasando por las obras de ejecución (la puesta en regadío de las parcelas resultantes sí tiene coste, aunque con importantes subvenciones y financiación del Gobierno de Navarra), hasta los gastos de registro y notarios, son asumidos por la Administración Foral de Navarra. Así lo dispone la Ley Foral 1/2002 de Infraestructuras Agrarias en el artículo 60 sobre los gastos Derechos de Notarios y registradores, y en el artículo 72 sobre las obras de la concentración parcelaria.

Ha pasado más de un cuarto de siglo desde que se cometió el gran error del fracasado proyecto de concentración y puesta en regadío de la denominada “concentración de Abatores”. Más de 3.000 hectáreas de los municipios de Corella, Cintruénigo y Fitero que a finales del siglo pasado se hubieran convertido en altamente productivas. El fracaso se consumó por la incapacidad de organizar y liderar el proyecto los responsables municipales de los tres ayuntamientos de entonces. Si se hubiera actuado, trabajado y liderado desde los ayuntamientos, se estaría desde hace tiempo generando riqueza en los términos afectados. El empeño actual en sacar adelante lo más pronto posible este primer objetivo: la concentración de 3.885 hectáreas es una prioridad.

No va a ser un camino fácil, pero es el único camino para un futuro agrícola de nuestra tierra. No podemos ni rehuir ni escondernos ante de las dificultades. Estoy convencido que será un gran éxito.