Opinión

Simplemente niños y niñas

A principio de este verano, la grave situación que desde hace meses afectaba a 6.000 niños y niñas en Canarias debido a la emergencia migratoria nos golpeó brutalmente a buena parte de la ciudadanía española gracias a la impactante labor de los medios de comunicación. Durante las últimas semanas ha sido la Ciudad Autónoma de Ceuta la que ha visto sobrepasada en cientos de plazas la capacidad de sus recursos de acogida. Estos menores anónimos, simplemente son niños y niñas que huyen de la pobreza, de las guerras y de las consecuencias del cambio climático, y que emprenden obligados por la necesidad más acuciante una peligrosísima travesía que les deja importantes secuelas físicas y emocionales a muchos de ellos y ellas. La saturación de los recursos gestionados por los Gobiernos de Canarias o de Ceuta, impide ofrecer a estos niños y niñas una atención adecuada, lo que agrava aún más su extrema vulnerabilidad.

No debería ser necesario recordar, pero lo haremos tantas veces como sea necesario, que la protección del interés superior del y la menor se configura como un principio rector fundamental en la actuación de los poderes públicos. Este principio está consagrado en diversos tratados internacionales, como la Convención sobre los Derechos del Niño. Esta obligación, se concreta en nuestra Constitución. Además, este principio ha sido reforzado en normas posteriores, como la Ley Orgánica 8/2021 de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia. Y en Navarra, por la ley Foral 12/2022, de 11 de mayo, de atención y protección a niños, niñas y adolescentes y de promoción de sus familias, derechos e igualdad. Por todo ello, los niños y niñas no acompañados tienen los mismos derechos que los niños y niñas nacidos en el estado. Por lo tanto, es imperativo proteger sus derechos estableciendo mecanismos vinculantes y solidarios que garanticen su bienestar y desarrollo integral.

España cuenta con los recursos necesarios para atender adecuadamente a la infancia migrante que llega en condiciones de extrema vulnerabilidad. Es necesario implementar políticas efectivas y coordinadas a nivel estatal y autonómico para asegurar que estos menores reciban la protección y el cuidado que merecen. La creación de una red de apoyo que involucre a las diversas instituciones y organizaciones debe ser clave para proporcionar un entorno seguro y favorable para su desarrollo. En este sentido, es fundamental que las autoridades locales, autonómicas, nacionales y europeas trabajen de manera conjunta y solidaria para responder a esta emergencia humanitaria. Solo a través de la cooperación y del compromiso podremos garantizar que los derechos de estos niños y niñas sean plenamente respetados y protegidos. En este sentido, nuestra comunidad, Navarra, es una tierra de acogida, que debe ser referente en la defensa de los derechos sociales, máxime cuando hablamos de niños, niñas y adolescentes que no tienen familias ni redes en las que apoyarse. Mas allá de lo coyuntural, Navarra debe seguir comprometiéndose con la mayor de las firmezas con estas políticas que ponen el respeto de los Derechos Humanos y el interés superior del menor en el centro de su acción. Por supuesto, dotando de la financiación y de los medios pertinentes a los recursos que asisten a estos niños y niñas. 

Tenemos que recordar que, en el año 2022, la Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia aprobó por unanimidad un convenio para la reubicación de menores. El año pasado, las comunidades autónomas acogieron solo un 15% de los migrantes menores no acompañados acordados con el Gobierno, a pesar de la disponibilidad de recursos. El mecanismo voluntario no ha funcionado por la irresponsabilidad racista de los gobiernos de derechas. Quienes defendemos una España federal, desde la federalidad consideramos que el conjunto de los territorios del estado debe dar respuestas solidarias a las problemáticas coyunturales que afecten de manera sobrepasada a territorios concretos. No podemos ni debemos dar la espalda a la comunidad canaria o a la ceutí, ni mucho mejor dejas abandonados a estos niños y niñas. 

Ante esta situación excepcional, la Ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, promovió hace unas semanas una necesaria reforma de la Ley de Extranjería. Esta reforma, circunscrita al artículo 35 de esta Ley, buscaba garantizar políticas de acogidas justas, poniendo en el centro el respeto a los Derechos Humanos y el respeto al interés supremo del menor. Lamentablemente, el voto racista y xenófobo en contra del Partido Popular, de Vox y de Junts, junto con la abstención cómplice del diputado de Unión del Pueblo Navarro, tumbaron la toma en consideración de esta Proposición de Ley, y se dio la espalda de manera cruel a esos miles y miles de niños y niñas que estaban esperando una respuesta administrativa. En cambio, varias semanas después, a instancias de la coalición Contigo Navarra - Zurekin Nafarroa el Parlamento de Navarra acordó el pasado jueves 19 de septiembre por una amplísima mayoría, apoyar esta necesaria reforma, incluso por parte de formaciones políticas que previamente no lo hicieron en el Congreso de los Diputados. Confiamos que esta vía navarra se pueda abrir camino para materializar esta necesaria reforma.

En otro tiempo, fuimos nosotros y nosotras, los navarros y las navarras, y los españoles y las españolas, precisamente muchos de ellos vinculados a la tradición política de la que forma parte la coalición promotora de esta propuesta, los que tuvimos que abandonar nuestras casas, nuestras familias y nuestra tierra huyendo de la guerra, de la persecución política y de la miseria. ¿Y que esperaban nuestros abuelos o abuelas, bisabuelos y bisabuelas en aquel doloroso momento antes de partir? En términos políticos; solidaridad y justicia social. En términos religiosos; compasión. Que cada lector elija el calificativo deseado. 

Si todas las personas del mundo deben tener derecho a una vida libre, digna y feliz, en especial los niños y las niñas, precisamente por ser simplemente niños y niñas tienen que tener garantizado el derecho a poder soñar con construir sus propios proyectos vítales. No hay nada más inhumano y desolador que dar la espalda a quien se lo ha jugado todo, incluso su vida, por conquistar un futuro mejor, o por conquistar simplemente un futuro.