Piscinas de Tudela: la mala gestión de UPN genera dudas

El reciente cierre de la temporada de piscinas en Tudela nos deja este año un sabor amargo. Mientras la ciudadanía buscaba refugio del calor, lo que ha encontrado ha sido una carencia evidente de espacios públicos donde disfrutar del verano. Tudela cuenta con tres complejos municipales de piscinas al aire libre, pero este año solo dos han estado en funcionamiento. Las Piscinas Ciudad de Tudela han estado cerradas, sumergidas en un mar de promesas, y el resto de instalaciones han demostrado ser insuficientes.

El cierre de las Piscinas Ciudad de Tudela, que fue anunciado en marzo, supuestamente para acometer una reforma definitiva, plantea una pregunta incómoda: ¿qué compromiso real tiene el Ayuntamiento con estas instalaciones? En el último programa de "Tu alcalde responde", Alejandro Toquero aseguró que no se van a cerrar de manera definitiva, aunque la realidad es que los vasos llevan años con problemas de fugas que no han sido solventados, y la decisión de clausurarlos esta temporada parece más una retirada que una apuesta por la recuperación.

Este verano, usuarias y usuarios han optado por buscar alternativas, en Tudela y fuera de ella. No es ningún secreto que muchos tudelanos han preferido desplazarse a las piscinas de otras localidades de la Ribera. Mientras UPN sigue presentando a Tudela como "capital de la Ribera", lo que realmente ha sucedido es que hemos saturado las piscinas municipales de algunas poblaciones de nuestro entorno. Es un hecho que deberíamos considerar, ya que las piscinas de verano no son simplemente un servicio adicional, sino que, a día de hoy, son un elemento esencial del bienestar de nuestras comunidades.

En cuanto a las piscinas de Ribotas, su capacidad no se ha visto desbordada totalmente; sin embargo, operar con una sola instalación pública para satisfacer la demanda de usuarios es una solución que, si bien ha funcionado esta temporada, plantea un desafío insostenible a largo plazo. Y luego están las piscinas del Complejo Clara Campoamor, municipales pero bajo gestión privada, que han sido objeto de críticas por parte de numerosos usuarios. Las quejas se han centrado en la falta de vestuarios, la escasez de duchas, la falta de sombra en un recinto que resulta inhóspito bajo el sol del verano y, por supuesto, la sensación de que estas instalaciones no están cumpliendo con las expectativas de servicio que la ciudadanía se merece y esperaba.

Es importante señalar que todas estas quejas no son un simple capricho de quienes visitan las piscinas, sino que son demandas legítimas de quienes esperan que los espacios deportivos públicos estén bien gestionados y que las condiciones en las que se ofrecen los servicios sean las adecuadas. El bienestar de vecinas y vecinos debería ser una prioridad para cualquier administración, y más aún cuando hablamos de servicios tan esenciales.

Y lo cierto es que el panorama no invita al optimismo, ya que las Piscinas Ciudad de Tudela seguirán cerradas el verano que viene, sin una fecha clara de reapertura. Es difícil imaginar cómo Tudela va a poder hacer frente adecuadamente a la demanda creciente de la ciudadanía con solo dos instalaciones operativas, especialmente cuando una de ellas sigue arrastrando las deficiencias que los propios usuarios han señalado con insistencia.

Un ejemplo similar se ha dado en Teruel, donde la piscina de Los Planos también ha sufrido graves problemas de fugas y riesgo de hundimiento. Sin embargo, allí se ha actuado con rapidez: en lugar de dejar las instalaciones cerradas indefinidamente, el Ayuntamiento ha destinado más de 680.000 euros y ha establecido un plazo de cinco meses para acometer las reparaciones, con la previsión de reabrir en 2025. El contraste es evidente: mientras en Teruel se ha puesto en marcha una solución urgente, en Tudela seguimos sin un plan claro y sin respuestas. Este paralelismo muestra que, cuando hay voluntad, los problemas pueden enfrentarse de forma rápida y eficaz, algo que en Tudela, lamentablemente, sigue siendo una asignatura pendiente.

Desde nuestro punto de vista, la gestión de las infraestructuras deportivas y recreativas debe ser una prioridad real y no una promesa electoral. Y el verdadero desafío no es solo abrir o cerrar unas instalaciones, sino asegurarse de que cuando estén operativas, funcionen de acuerdo a las necesidades de quienes las utilizan. Las piscinas de verano son, más que un lujo, un servicio esencial en ciudades como la nuestra, donde los veranos son largos y calurosos. Y la responsabilidad de ofrecer ese servicio, y de hacerlo bien, recae sobre el equipo de gobierno de UPN en el Ayuntamiento de Tudela.

Tudela no puede permitirse otro verano improvisado, esperando soluciones que hace tiempo deberían haber llegado. Las medidas deben tomarse ya, antes de que el próximo verano pretendan sorprendernos de nuevo con las mismas excusas.