Relatos

Dantzaris en el cielo

Raquel Sánchez Corcuera

Raquel Sánchez Corcuera nos escribe este poema

María soltó la mano de su hermana mayor, algo le había llamado la atención. Se aseguró de recordar el lugar en el que su madre y su hermana estaban viendo a los dantzaris y se acercó a una oscura figura de su altura. Era como... un fantasma, nadie más parecía verlo.

- ¿Quién... eres? - Le preguntó María.

El fantasma pareció asustarse.

- ¿Puedes verme? - Preguntó una voz de niña detrás de los negros ropajes.

- Sí... Pero no te veo la cara... - Contestó María. - ¿Por qué no te quitas eso? La figura miró a su alrededor, dudando, y al final se quitó la oscuridad que la envolvía. Entonces emergió una niña con un vestidito rosa, una piel blanquísima y un cabello largo y oscuro. Su ojos negros y brillantes, sonrieron a María.

- Me gusta la música. - Dijo la niña misteriosa.

- A mí también. - Contestó María. - Me llamo María.

- Yo no recuerdo mi nombre... Vengo de muy lejos, escapaba... pero nunca pude llegar.

- Pues ya estás aquí. - Le sonrió María. - ¿Vienes luego a ver “La Revoltosa”?

¡Es muy guay! - Le preguntó con inocencia.

- No sé si podré... - La niña misteriosa miraba todo y, cerrando los ojos como para sentir mejor, continuó. - Me gusta sentir el sol, el viento... - Dijo la niña, mientras una brisa suave jugaba con sus cabellos. - Soy libre. - Añadió, bailando con el viento, al son de la música.

María se unió a ella.

Cuando la canción terminó, María vió algo en el cielo.

- ¡Mira! ¡Hay dantzaris en el cielo! - Dijo a su nueva amiga.

En el cielo habían aparecido unas figuras que bailaban al son de la música de los gaiteros. Sus vestiduras eran blancas y se confundían con las nubes.

- Creo que me tengo que ir... - Le dijo la niña misteriosa a María. - Pero siempre seré tu amiga.

Entonces la niña se dejó coger por los dantzaris.

- María... - Oyó que le llamaban las figuras del cielo, antes de partir con el viento. - Fíjate bien, pequeña. - Le interpelaron. - Estáis rodeados de magia. Estas fiestas sirven para unir a la gente, todos os ayudáis, todos sonreís. Eso nunca debe desaparecer. - Las últimas palabras se las trajo el viento, porque los dantzaris y su amiga ya habían desaparecido. - Recuerda... Permaneced siempre unidos. Así no podrán invadiros la intransigencia, la locura o la guerra.

- Mamá. - Dijo María en cuanto llegó junto a su madre. - ¿Has visto los dantzaris en el cielo?