Carcastillo

Santa Ana en el Monasterio de La Oliva

El 23 de mayo de este año se celebró con solemnidad la reapertura al culto de la Iglesia Abacial de la Oliva en Carcastillo

Tras veinte meses de obras y una inversión de dos millones y medio de euros, la Iglesia Abacial de la Oliva en Carcastillo ha sido restaurada culminando dos décadas de trabajo para preservar este valioso patrimonio cultural. Una de las novedades destacadas es la reubicación del conjunto escultórico de Ramón Arcaya, dedicado a San Joaquín, Santa Ana y la Virgen María niña

El pasado 23 de mayo, coincidendo con el día en que llegaron al monasterio en 1927 la actual comunidad de monjes trapenses (Orden del Císter de la Estricta Observancia, OCSO), se celebró con solemnidad la reapertura de la Iglesia Abacial de la Oliva en Carcastillo.

Tras veinte meses de obras, desde septiembre de 2022, el pasado mes de abril terminaron tras una inversión de unos dos millones y medio de euros aportados por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (60%) y por el Monasterio de la Oliva (40%), además de los 200.000 € aportados por el Gobierno de Navarra.

Aunque no ha podido ver culminado el proyecto al fallecer en julio de 2020, el Padre Isaac Totorica fue el valedor en su gestación que ha sabido ejecutar brillantemente el actual abad, el Padre Javier Urós con el arropo y apoyo, por supuesto, de toda la comunidad de monjes, con el incombustible Padre Daniel, el prior, a la cabeza.

El abad Padre Javier Urós Murillo, recibiendo al Sr. Arzobispo, Florencio Roselló Avellanas, antes de comenzar el acto

Con esta fase se cierran dos décadas exigentes en la preservación de un bien de interés cultural legado por la actual comunidad que, desde su llegada hace un siglo, ha puesto cariño y afán en rehabilitar el antaño glorioso cenobio que desde la desamortización sufrió una severa degradación y expolio que bien pudo haber extinguido cualquier vestigio de su existencia. Como muestra, tan solo unos meses antes de la llegada de los actuales habitantes, un vecino de Carcastillo, por “aprovechar la piedra”, no tuvo mejor idea que dinamitar el refectorio con tal fin.

Sin embargo, también fue el Ayuntamiento de Carcastillo quien operó en nombre de la nueva comunidad para hacerse con el lote subastado perteneciente entoces a una adeudada Sociedad “La Agrícola”. El precio fue de 1.600.000 de pesetas, una cantidad descomunal en la época. Por entonces, un kilo de pan costaba unos 60 céntimos y un albañil cobraba 8 pesetas por día trabajado (jornadas de ocho horas).

Cambios operados

Son sustanciosos los cambios operados con las obras de restauración. En aras a dejar al descubrimiento personal de cada visitante gran parte de ellos y aunando la circunstancias con estas fiestas de Santa Ana, señalar que el delicioso conjunto del escultor Ramón Arcaya dedicado a San Joaquín, Santa Ana y una María aún niña (algo bastante singular en el panorama de la historia del Arte), se ha movido de la capilla absidial donde se veneraba desde los años 30 del siglo XX al primer tramo del templo, en el lado de la epístola (derecha según se accede). Además de mostrar el debido aspecto aseado, se ha situado en un vano del muro adornado con un arco apuntado y una decoración vegetal en sobrerrelieve rematado con el escudo olivense.

El antes y el después del conjunto escultórico con San Joaquín, Santa Ana y María aún niña

En un templo dedicado a María, no hay mejor acogida que este conjunto a la entrada. Además, según dicen los historiadores del Arte, la propia catedral de Tudela guarda fuertes vínculos en su estilo con el arte cisterciense, arte que redunda por toda la Ribera, desde su cabecera en Carcastillo, hasta Tulebras y Fitero.

Sin duda que merece la pena escaparse un buen rato a visitarlo. Mi recomendación, una tarde de equinoccio, sobre las 17:00-18:00 horas, para observar la iluminación natural del ocaso sobre toda la iglesia a través de sus rosetones convenientemente situados.

¡Felices fiestas!