El 8 de junio, la cooperativa San José Artesano de Luna, celebra sus bodas de oro. Sus socias quieren compartir esta emocionante ocasión con las personas que las han acompañado en su camino, especialmente con todas las mujeres que en un momento u otro han formado parte de la cooperativa.
Actualmente son 9 las mujeres que forman la cooperativa y más de 50 las que han pasado por ella. Y todas han tenido muy clara una cosa: “Queremos quedarnos en Luna”.
En los años 60/70 del siglo pasado la mujer rural tenía pocas oportunidades de empleo; para trabajar tenía que salir del pueblo, a una fábrica o a servir en la ciudad. Pero había mujeres, como las protagonistas de esta historia, que tenían claro su lugar. Fueron una decena de ellas muy jóvenes, casi niñas, las que comenzaron con la aventura desde el bello pueblo románico zaragozano de Luna. Un sastre les metió el gusanillo de la costura y les enseñó sus secretos, aprendieron a coser y lo hicieron tan bien y tan a gusto que decidieron hacer de ello su modo de vida. Comenzaron en una casa antigua de la parroquia, fueron creciendo y cuando ya eran 15 decidieron crear la cooperativa San José Artesano e instalarse en una casa del ayuntamiento (un antiguo hospital de peregrinos) para, a principios de los 90, lanzarse a construir su actual taller en lo que era la parada semental del ejército español.
Hablan desde la humildad y serenidad, sin asomo de queja por haber comenzado a trabajar sin cobrar, por haber pasado frío, haber sido objeto de robos e impagos y haber sufrido la globalización y la casi desaparición del sector artesano textil en nuestro país. En sus comienzos tuvieron que convencer de que iban en serio en una sociedad, aún más a nivel empresarial, netamente masculina. Y, con todo ello, recuerdan los inicios como “los mejores de nuestra vida”.
Están satisfechas y tienen motivos para ello. En febrero de este año cumplieron 50 años, lo que las convierte en la cooperativa textil más antigua de Aragón. Pero no es solo su antigüedad y experiencia su principal valor, les caracteriza su profesionalidad, con la versatilidad, calidad y la puntualidad en las entregas como señas de identidad.
Son, precisamente, estos valores la clave para no solo sobrevivir, sino posicionarse en un mercado con una competencia exterior altísima. Sus instalaciones y completa maquinaria, su conocimiento y su capacidad técnica les permiten adaptarse a las demandas de sus proveedores, pudiendo coser casi de todo: ropa para niños, trajes de comunión, ropa de trabajo, cazadoras, chaquetones, parkas, batas, chalecos, trajes... desde la preparación y termosellado hasta la percha.
La cooperativa tiene un reto principal en la actualidad: incorporar nuevos/as socios/as trabajadores/as para continuar cosiendo desde Luna para el mundo.
El 8 de junio a las 11:30 celebran su aniversario con un acto en la casa de cultura de Luna y una jornada de puertas abiertas en su taller.
